Mi pequeña aportación en este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Querida
hermana:
Siento
en el alma lo que ha pasado. Me gustaría no tener que hablarte así, en estas
circunstancias, pero cuando ocurrió la otra vez, no debiste dejar que el ramo
de flores y la pulsera camuflaran su fingido arrepentimiento. No te equivoques.
Una ofensa es suficiente para decir “hasta aquí hemos llegado”, pero a ti
aquello no te pareció tan grave, y lo disculpaste como algo que nunca volvería
a ocurrir, o eso pensaste, creyendo que él no quería realmente hacerte daño. ¿Sabes
que estoy leyendo un libro de ciencia ficción ambientado en un universo donde
las personas que maltratan a sus seres queridos pierden automáticamente su
derecho a existir? No esperes a que lleguemos algún día a vivir en ese planeta
ideal. Quítale su derecho a existir en tu vida ahora mismo, recupera tu esencia
más luminosa y vuelve a ser la hermana vital y llena de ilusión con quien crecí.
P.D.:
En tu próxima carta, quiero que me hables de lo feliz que empiezas a ser…